viernes, 25 de mayo de 2012

Un poco de recuerdos

Me acorde, en estos días, lo lindo que es el pasado bien recordado -sin rencores-
Yo tenia la manía de verme al espejo en clases. Lo guardaba dentro de la cartuchera y lo sacaba cada vez que me mi inseguridad adolecida de dignidad lo necesitaba. Necesitaba descubrirme, conocerme, encontrarme.
Logre recuperarme de esa manía sacándome fotos y haciendo mucho zoom, era como un espejo -que se podía editar-. También creo que me recupere en parte tratando de no mirarlo mas y tratando de recordarme de memoria, osea mirándome en la retina, supongo-
Hoy me miro al espejo (al grande del baño) y ya se que voy ver, por eso es que a veces trato hasta de no mirarlo.
También me acorde de una anécdota en quinto año,
Cuando Romi nos casó a Tomás y a mi en una fiestita en el quincho de Totoral allá por el 2008, le dije que no le podía dar bola porque me gustaba otro pibe? O le dije lo de Blando a Marianito? Fue a Marianito, si si. Pero que paso con Tomás esa noche?
en quinto año me gustaba mucho leer en clases, porque sentía que lo hacia muy bien -y mejor que el resto, supongo- entonces un día les leí un pequeño cuento. En la historia se repetía muchas veces la palabra "blando", entonces, sobre que me costaba concentrarme en atender a lo que leía, con esta palabra más me desconcentraba, y sacaba risitas nerviosas.
En 6to la profe de lenguas también me hacia leer, pero lo que yo escribía, eran textos de la realidad. Entre tanto me mencionaba a Tomas, su alumno adorado de la otra escuela.

Un pasado bien recordado no implica un futuro patético y desesperado.