martes, 4 de diciembre de 2012

Ese mismo día





Soñé con Tomás.
Una comunidad organizada, al parecer pro cristiana
En pos de concientizar sobre los secuestros y la trata de menores
organiza uno.
Pero todo sale mal, cuando el simulacro se sale de control.
Y el nene, de unos ocho años, es acecinado.
Mientras tanto, Tomás me visitaba en Las Peñas, y acompañaba en la búsqueda colectiva del nene.
Durante su visita me sentía muy cómoda con él. Era muy simpático y generoso,
Hablábamos de una película, creo.
Cuando se va, lo acompaño hasta la puerta, y se despide.
Le grito que lo hubiera acompañado a la terminal, si no se hubiera despedido,
Cierro la puerta y escucho que me responde, gritando desde lejos. No escucho bien, pero escucho la palabra “mensaje”.
Después de esto nos enteramos el fatal final del nene.
Mis últimos sueños con Tomas, tienen en común su alejamiento. Nunca esta lo suficiente cerca ni lejos. Está, pero siempre queriéndose alejar. No con acciones literales, si con actitudes.
       


 Después
Sentí que ese día lo iva a ver, estaba muy segura. Me levanté del sueño pensando eso.
A eso de las 9 de la noche, efectivamente: lo vi.
Le conté de ese presentimiento, del sueño. Me miró raro.
Pero la conversación y el encuentro (en Chacabuco, el venia de correr y yo iva a teatro,
Con ropa rota, pensando en T L) fue muy muy bueno.
Lleno de sonrisas sinceras y preguntas espontaneas sobre nuestras cosas y gente.
Fue rápido pero lindo, me dejo muy bien. Lo vi bien, le hable bien, con mucha sinceridad.
Lo quería abrazar, como el amigo que extraño. Y que quise mucho, aun con toda la ilusión y la fantasia que me cree, y de la cual me "enamoré” en realidad…
"Tenés roto el pantalon", Lo sé, le sonreí, orgullosa.
Me dijo que justo ese día me iva a llamar, había terminado de cursar. No le creí, me dijo en serio! Te juro!
Sigo sin creerle.