
Mirá, lloré de felicidad. Mirá, fue por vos.
Salté como nunca, volé por la casa de mi abuela.
Las lágrimas eran cálidas, caian junto con mis gritos.
Grité. Le grite a la mami que te amo, qye sos todo.
Que losepa, que lo sepa toda la humanidad
y les enseñemos. Cambiemos el mundo.
No tengo ganas de escribir, porque la
impotencia por no tener las palabras me supera.
Pero el piso me absorbió hasta las raices con olor a tierra mojada,
y la soledad de la inocencia perdida
(dos peludas razones para ser feliz )
se volvio alegria;
de querer no dejarte nunca
y estar con vos hasta que me muera.
Porque no, no me importa morir.
Y en este momento lo unico que
quiero es escuchar tus latidos.
Ni almuerzo ni cena ni amigos ni familia ni Dios.
Vos. Vos sos lo único que va a estar siempre.
Ese día, ese día, fue Navidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario